DISCURSO PARA TERMINACIÓN DE CURSO
Llegó el momento de la despedida, llegó la hora de decir
adiós a compañeros, auténticos desconocidos hace unos años, cuando nos veíamos aquella mañana.
Distintas experiencias, aspiraciones, creencias nos separaban; las mismas que
hoy por hoy nos unen.
En primer lugar quiero dar las gracias a todos los presentes
(padres, madres, amigos, compañeros, profesores…) por esculpir en nosotros lo
que ahora mismo somos, lo que quisimos ser.
Nuestra vida no es la
misma desde el primer día que entramos a
este centro escolar. Hemos madurado,
hemos aprendido a respetar, a apreciar pequeños detalles… Hoy echamos el telón
a una escena más de nuestra vida. Una escena donde nos hemos convertido en una
gran familia, y ahora aunque nos cueste,
llega el momento de separarnos… Tal vez para siempre.
Un filósofo dijo “Todo pasa y nada queda, y lo nuestro es
pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”
Puede parecer que todo nuestro esfuerzo aquí sirve para
conseguir una nota numérica, pero lo cierto es que, cuando pase el tiempo, esa
nota caerá en el olvido y solo quedarán los
recuerdos.
Muchos dicen que de cada cinco cosas que recordamos cuatro
son negativas, pero este caso se equivocan.
Queremos que con el
paso de los años, cuando el espacio y el tiempo nos separen y por algún
capricho del destino nuestros caminos vuelvan a cruzarse; recordemos que un día
fuimos nada, nos enfadamos juntos o no
nos gustó algo, recordaremos de forma
positiva una frase, una palabra, un suceso, una clase, un chiste, una imagen
que se grabó en nuestras mentes adolescentes un día, ya lejano. Incluso
añoraremos aquellos días de nerviosismo
y tensión por los exámenes.
Todos nos llevamos de aquí una formación fruto del esfuerzo
de unos excelentes profesores que han dado lo mejor de sí, no solo para que
seamos mejores alumnos sino para que seamos mejores personas. Todos hemos
formado un conjunto en el que unos no seríamos nada sin los otros.
Gracias a todos por lo que nos han enseñado, por ser como son, por su amistad y comprensión.
Para terminar hacemos nuestras las palabras la gran escritor
Gabriel García Márquez “No llores porque
se terminó y sonríe porque sucedió”
Resulta difícil decir adiós, pero este adiós no es un “hasta
nunca” sino un eterno “hasta luego”. Por mucho tiempo que pase, los tendremos
siempre en la cabeza, en el corazón.
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